La foto de India que me tocó (Parte I)
India tiene miles de caras. Caras que corresponden a su historia milenaria y a su diversidad, pero también al momento en que se tome la foto. A mí me tocó ver una foto que me parece adecuado llamar "transición". En un post anterior ya había comentado lo mucho que me impacta el contraste entre una India milenaria y un país en pañales, con solo 70 años de edad, así que ahora quiero profundizar en esa transición que está atravesando la India, por lo menos desde mis ojos.
Como yo lo veo, la historia reciente de la India ha estado enmarcada en una lucha por mantener la unidad en medio de las diferencias. Haber unificado tan diversas culturas en un solo país ha creado muchas tensiones internas que hoy no se han terminado de superar y definitivamente el rápido crecimiento de su población no hace la situación más fácil. Además, la inserción de la India en el comercio internacional y en la globalización, ha generado situaciones difíciles de administrar, por decir poco. En esta carrera, se han perdido muchas tradiciones y otras han tenido una adaptación muy lenta a las nuevas circunstancias. Aquí van algunos ejemplos:
India es conocida en el mundo por la espiritualidad de su gente y su cultura, y es por eso que recibe millones de turistas al año que buscan entender los orígenes del yoga, del budismo, de la cultura de los gurús, etc. Pero tristemente, en este afán por construir un país moderno, una gran parte de la población se desconectó de estas tradiciones espirituales, que hoy parecen tener más adeptos en el occidente que en la propia India. De hecho, aun cuando ciertos lugares ofrecen cursos, retiros y programas de yoga, la mayoría de los asistentes vienen de occidente (en mi experiencia particular esto lo ví en Rishikesh y en Auroville) y al conversar con la gente local común y corriente, es claro que ni el yoga, ni su filosofía hacen parte de su vida cotidiana.
Algo parecido pasa con las religiones, o por lo menos con el hinduismo, pero en este caso no es que la gente ya no sea hindú, pues ciertamente la mayoría de la población lo es, sino que se ha perdido la comprensión de las tradiciones. No pretendo ser una experta, pero después de 3 meses de estar en India tengo la impresión que la gente es religiosa más por temor a que algo malo les pase, que por cualquier otra cosa. También he descubierto que tienen una relación bastante “transaccional” con sus dioses y por eso dan donaciones a cambio de hechos concretos…
Esto no sería malo sino fuera porque, así como pasa con otras religiones y en otras partes del mundo, el hinduismo está siendo utilizado como una excusa para mantener tradiciones que no deberían tener cabida en el siglo XXI. Por ejemplo, para mantener una sociedad totalmente patriarcal en donde no hay espacio para un rol más preponderante de la mujer; una sociedad donde informalmente se mantienen las castas socio-económicas; una sociedad donde la religión es usada como herramienta política (prohibiendo el transporte de carne de res que no consumen los hindúes más tradicionales).
El tema de la carne de res no es menor. Para los hindúes, las vacas son sagradas pues proveen la leche que consumen los bebés y los adultos durante toda su vida y, en ese sentido, la vaca es vista como una madre. Algunos dicen, incluso, que la vaca es la última reencarnación del alma antes de pasar a una vida humana. Es por esto que los hindúes no comen carne de res. Sin embargo, y aquí viene la contradicción, cuando una vaca se vuelve improductiva, es decir que ya no da más leche, es expulsada a la calle, en donde pasará el resto de sus días entre carreteras y basura, que es lo que termina comiendo antes de que las atropelle un carro o un camión. Ver a las vacas en la calle es realmente lamentable, pues la mayoría está herida, desnutrida o muerta. Y a pesar de esto, o tal vez precisamente por lo que voy a contar, el actual gobierno tiene prohibido transportar vacas o carne de res, pues parece ser que ir más allá y prohibir el “beneficio” o el consumo ésta, sería visto como un ataque a los musulmanes. Así que está permitido matar una vaca y comerse la carne, pero solo si es en el propio jardín, lo que es igual, o peor, que prohibirlo del todo. Dicen también que esta prohibición hace parte de una estrategia de los exportadores de carne, que son los mismos o son amigos del gobierno, pero eso no me consta. Lo que sí es cierto, es que tener vacas rumiando por las calles no resulta benéfico para nadie y mucho menos para las vacas, a quienes dicen están tratando de proteger.
El otro tema evidente a simple vista es el gran problema de basura y de contaminación que enfrenta la India. Esto ciertamente asusta a cualquier turista, pues no solo es un problema de salud pública, sino también de estética. Calles, callejones, caños, ríos, etc., están plagados de plástico que la gente bota sin pensarlo. La explicación que los mismos indios me han dado es que hasta hace muy poco, la comida que consumían no venía en empaques de plástico, sino en hojas de árboles. Así, una vez terminada la merienda, la hoja regresaba a su ambiente natural para ser descompuesta en la tierra. Esto obviamente no pasa con el plástico, que se acumula diariamente en todos los rincones, pues aun no hay una cultura de reciclaje ni canecas disponibles.
Estos cambios han venido acompañados, por supuesto, de transformaciones en materia de educación, comercio, crecimiento económico y política, que he venido entendiendo lentamente, pero mencionarlos todos haría este post demasiado largo. Así que prometo hacer una segunda o hasta una tercera parte para tocar estos temas. Por lo pronto basta decir que India es la séptima economía más grande del mundo y está creciendo sostenidamente a tasas superiores al 7%. Su actual gobierno está ganando poder en la política internacional e incrementando significativamente su gasto militar, ubicándose en el 5to lugar a nivel mundial, después de Estados Unidos, China, Arabia Saudita y Rusia. Así que, querámoslo o no, a todos nos conviene entender un poco mejor este país que promete seguir creciendo y ganando poder a pasos de gigante.
Sobre mi ANDAR, solo basta decir que me dirijo a mi última parada en la India. Estaré un mes en Ahmedabad otra vez haciendo trabajo voluntario, pero como el final es el principio, lo haré al estilo de Gandhi y en su propia casa.